Nicolas Sarkozy quiere "refundar el capitalismo" para lo que convocará a "los principales líderes mundiales" antes de fin de año para reconstruir, "partiendo de cero", el sistema financiero internacional, tal y como se hizo en la conferencia de Bretton Woods tras la II Guerra Mundial (en la que se adoptó el dólar como moneda internacional). De vuelta de Nueva York, el presidente francés pronunció ayer en Toulon, arropado por los miembros del Gobierno y por los diputados de la mayoría en el poder, su esperado discurso sobre la situación económica y aseguró que la crisis no ha terminado. "Sus consecuencias serán duraderas, afectará al crecimiento, al empleo y al poder adquisitivo", dijo.Pero la culpa no es del capitalismo. Porque para Sarkozy hay un buen capitalismo y un mal capitalismo. "La crisis financiera por la que pasamos no es la crisis del capitalismo, es la crisis de un sistema que se ha alejado de los valores del capitalismo, que en cierto modo los ha traicionado". Y marca "el fin de un mundo que se construyó sobre la caída del muro de Berlín, cuando una generación creyó que la democracia y el mercado arreglarían por sí solos todos los problemas". Un sueño que, según el líder francés, se ha roto bajo el peso de las plagas de este siglo: el terrorismo, las derivas identitarias, el riesgo ecológico o el dumping, entre otras.
"La autorregulación para resolver todos los problemas, se acabó; le laissez faire, c'est fini", proclamó. "Hay que refundar el capitalismo sobre bases éticas, las del esfuerzo y el trabajo, las de la responsabilidad, porque hemos pasado a dos dedos de la catástrofe", advirtió. Repitió sus diatribas contra los sueldos y los beneficios de los ejecutivos financieros y amenazó con una ley para regular sus prebendas. Recogió retazos de sus viejos discursos y disparó contra sus demonios familiares. El "desorden de las monedas está en el corazón de la crisis", dijo, y apuntó al dólar y el yuan chino como culpables de que las industrias europeas no sean competitivas.
Para configurar un capitalismo y un sistema financiero con bases sanas, Sarkozy pretende reunir antes de fin de año a "los líderes mundiales" -no especificó cuales- en una conferencia remedo de Bretton Woods, para lo cual, aseguró, ya cuenta con el apoyo de la canciller alemana, Angela Merkel. "No podemos gestionar la economía del siglo XXI con los instrumentos del siglo XX", dijo. Reivindicó la "legitimidad" de los poderes públicos para intervenir en la regulación del sistema financiero, hizo un "llamamiento a Europa a reflexionar sobre lo que está sucediendo" y echó un cabo al tradicional proteccionismo galo: "La competencia es un medio, no un fin".
Al capitalismo financiero, Sarkozy contrapone el capitalismo industrial, que propugna el crecimiento a largo plazo, no la especulación, y para el que ahora se abren grandes oportunidades, especialmente en el campo del reto ecológico y energético.
Ya en clave doméstica, garantizó a los franceses que sus ahorros y sus planes de pensiones no corren ningún peligro porque el Estado, si es necesario, cubrirá cualquier quiebra. "La crisis nos lleva a acelerar las reformas", señaló.
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