Después de una apertura con óptimos índices de audiencia, el Festival de Sanremo demostró en su segunda noche que es capaz de mantener la expectación del público italiano y aguarda una nueva manifestación, esta vez contra las "conejitas" de Playboy.
La presencia de Hugh Hefner, fundador del "Playboy", junto a sus chicas en Sanremo (noroeste de Italia) ha puesto en pie de guerra a un grupo de mujeres que están dispuestas a que se hable de ellas más que del propio festival.
Tal es el revuelo que ha generado la presencia de Hefner y sus chicas, otra de las armas de la dirección del festival para levantar los índices de audiencia, que surge ahora el grupo "Contra Hefner y sus conejitas".
Esta asociación ha convocado una manifestación mañana ante el Teatro Ariston de la ciudad italiana para protestar contra el "nuevo ataque promovido por el mundo machista a la verdadera figura de la mujer: algo más que carne y lentejuelas", como indican en un comunicado de prensa.
Son "mujeres indignadas, pero no sólo como mujeres, sino sobre todo como ciudadanas y contribuyentes", que quieren contrarrestar la presencia de las "conejitas", símbolo, según ellas, "de la figura más mortificante y mercantil de la mujer".
Protestas aparte -el sábado está prevista una manifestación gay por las calles de la ciudad para protestar por la letra de una canción que dice que la homosexualidad se cura-, Sanremo vive pendiente también de los cantantes que desfilan por el escenario del festival, al que Iva Zanicchi no volverá a subirse.
La legendaria cantante italiana quedó eliminada por el escaso número de votos del público durante la primera gala de las cinco previstas para el festival, algo que, según ella, tuvo que ver con el hecho de que el cineasta Roberto Benigni bromeara con la letra de su canción en su monólogo inaugural.
"Los organizadores de Sanremo me han hecho un gran feo: debería haber cantado antes de la actuación de Benigni, que obviamente ha influenciado al jurado popular para mi eliminación", dijo una enfadada Zanicchi este miércoles en declaraciones a una radio.
"Benigni -añadió- es un genio y un valor para Italia. No tengo nada contra él, pero sabiendo lo que diría, no me podían hacer cantar después. Canto desde hace muchos años y creo mucho en mi canción, que está entre las tres o cuatro mejores del festival. El nivel en general está muy bajo".
Con Iva Zanicchi fuera, quedan sólo Albano y Patty Bravo como leyendas musicales italianas que pueden contrarrestar la popularidad del controvertido Povia y su tema "Luca era gay" en un Sanremo estudiado al milímetro para remontar las audiencias del año pasado, las peores de su historia.
La primera gala, que tuvo lugar el martes, registró un "share" del 60,62 por ciento, con una media de más de 16 millones de espectadores, y la duda era saber si ayer se podría mantener. Las cifras no quedan tan lejos: 12 millones de espectadores con un 41 por ciento del "share" para el miércoles.
Todos hablan de Sanremo, incluso el periódico vaticano "Osservatore Romano", que pide en un artículo publicado recientemente que el festival intente "recuperar la sana dimensión de promocionar la música popular"
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