Suiza y el secreto bancario | |||||
En una escena de la película "El tercer hombre", Orson Welles dijo unas palabras, ahora famosas, que él mismo le añadió al guión de Graham Greene. "En Italia, durante 30 años bajo los Borgias, tuvieron guerras, terror, asesinatos y derramamientos de sangre, pero produjeron a Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, tuvieron amor fraterno, tuvieron 500 años de democracia y paz, ¿y qué produjeron? El reloj de cuco". Aunque los suizos no crearon el llamativo reloj -que fue inventado en Alemania- ni tuvieron 500 años de paz ininterrumpida, lo que sí prosperó durante sus largos períodos de estabilidad fue el secreto bancario que, según diversos estudios, data de la Edad Media. Aunque hasta principios del siglo pasado el secreto bancario se basaba en un código de honor entre los bancos y sus clientes, en 1934 se convirtió en ley. Algunos historiadores aseguran que el parlamento suizo incluyó un artículo sobre la privacidad en la Ley Bancaria para evitar la presión de las autoridades nazis que habían llegado al poder en Alemania el año anterior y querían investigar los activos de comerciantes judíos. Clientes judíos Paradójicamente, 60 años después el Congreso Mundial Judío canalizó una serie de demandas contra los bancos suizos relativas a dinero de víctimas del Holocausto que se encontraba en cuentas a las que muchos de los sobrevivientes o sus herederos no tenían acceso porque estaban protegidas por el secreto bancario.
Diversos bancos fueron acusados de quedarse con los activos o de traspasar a los nazis millones de dólares de clientes judíos durante la Segunda Guerra Mundial. En mayo de 1997, se publicó en Estados Unidos un estudio preliminar comisionado por el gobierno de Bill Clinton y coordinado por el subsecretario de Comercio Stuart E. Eizenstat que causó graves controversias entre ese país y Suiza. El documento aseguró que, a pesar de su supuesta neutralidad, "Suiza era el banquero y facilitador financiero de la Alemania Nazi, tomando y transfiriendo oro alemán -la mayor parte saqueado- y suministrándole a Alemania francos suizos para comprar los productos que necesitaba". En 1999, una comisión encabezada por el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Paul Volcker, e integrada por representantes de la Asociación de Banqueros Suizos y de organizaciones judías, concluyó que no había "pruebas de destrucción sistemática de los archivos de las cuentas de víctimas" ni de "esfuerzos concertados por desviar los fondos de víctimas de la persecución nazi con fines indebidos".
Sin embargo, la comisión criticó las "acciones cuestionables y engañosas de algunos bancos individuales en el manejo de las cuentas de las víctimas" y, como resultado de la investigación, se otorgó una compensación total de cerca de US$380 millones a los dueños de cuentas o sus sobrevivientes. Una investigación suiza, realizada por la Comisión Bergier, llegó a conclusiones similares. |
domingo, 22 de febrero de 2009
Suiza y su secreto bancario
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