El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró que la guerra en Irak no ha terminado aún y que falta mucho trabajo por hacer.
Sus palabras llegan más de cinco años después de que, a bordo de un portaaviones en la costa californiana, declarara el fin de la campaña en Irak, con un cartel en el fondo en el que se leía "misión cumplida". En ese entonces tenía frente a él la posibilidad de seguir dirigiendo la política de la potencia mundial por otra media década.
Este domingo, cuando sólo le quedan cinco semanas en el poder, el mandatario estadounidense se estaba despidiendo personalmente del país que definió su presidencia desde la invasión.
Durante la visita, en Bagdad, se reunió con el primer ministro iraquí, Nouri al-Maliki, para suscribir un nuevo acuerdo de seguridad, que según Bush le dará al país sólidos cimientos para el presente y el futuro.
Incidente simbólico
La labor no ha sido fácil pero sí necesaria para la seguridad estadounidense, la esperanza iraquí y la paz en el mundo George W. Bush, presidente de EE.UU., refiriéndose a la guerra en Irak |
En un incidente que los corresponsales calificaron como simbólico, un hombre llamó a Bush "perro" y le tiró uno de sus zapatos, replicando el comportamiento con el que los iraquíes expresaban su desdén por Saddam Hussein tras su derrocamiento.
(El zapato no le pegó al presidente, y quien lo arrojó fue rápidamente arrestado).
Bush llegó a Bagdad diciendo que estaba agradecido por poder volver a Irak antes de que su período presidencial finalizara.
Tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Bagdad, que al principio de la invasión fue escenario de varios enfrentamientos, fue llevado directamente a la fortificada Zona Verde donde se encontró con su homólogo iraquí, Jalal Talabani.
"La labor no ha sido fácil pero sí necesaria para la seguridad estadounidense, la esperanza iraquí y la paz en el mundo", reflexionó Bush durante su conversación con Talabani.
Cuentas por saldar
Como recuerda el corresponsal de la BBC Humphrey Hawksley, en una entrevista reciente Bush señaló que lo que más le pesaba de su período presidencial era la información falsa que recibió respecto a las armas de destrucción masiva en Irak.
Pero, aunque tras más de cinco años de guerra se han perdido más de 4.000 vidas de militares estadounidenses, la violencia se ha reducido en un 80% y tanto Washington como Bagdad aseguran que hay progreso en el campo político.
No obstante, continúa diciendo Hawksley, el tema clave en este momento es cómo organizará el Pentágono la retirada militar, algo que corresponderá al próximo gobierno del presidente electo, Barack Obama.
Esta visita sorpresiva -por razones de seguridad- de Bush a Irak, añade Hawksley, tiene lugar al tiempo que en EE.UU. la prensa reveló los detalles de un informe gubernamental muy crítico con la reconstrucción del país árabe.
El informe, que aparece en el New York Times, sostiene que el proceso de reconstrucción de Irak ha estado marcado por luchas burocráticas internas y el desconocimiento de datos básicos de la sociedad iraquí.
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