El rescate aún necesita la aprobación del Senado. |
La votación se llevó a cabo luego de que la Casa Blanca y los líderes del Partido Demócrata alcanzaran un amplio acuerdo sobre las condiciones en las que se brindará asistencia a los "Tres Grandes de Detroit", como se conoce a GM, Ford y Chrysler.
Sin embargo, el paquete aún debe ser aprobado por el Senado -donde la resistencia es mayor y los demócratas tienen una mayoría de sólo un escaño- por lo que podría sufrir todavía nuevas reformas antes de llegar al escritorio del presidente George W. Bush para la firma.
Las fabricantes de automóviles General Motors y Chrysler señalaron que sin ayuda financiera se exponían a la ruina, mientras que Ford admitió que podría necesitar fondos en el futuro.
Bush quiere asociar condiciones estrictas a cualquier eventual asistencia, incluyendo un seguimiento minuciosos de las futuras operaciones de las compañías para asegurarse de que el dinero sea utilizado en sólidos planes de recuperación financiera.
La decisión se produce tras críticas al paquete de rescate de US$700.000 millones destinado al sector financiero, del que se dijo que no era suficientemente detallado.
Préstamo con condiciones
Bajo la propuesta, el gobierno adquirirá acciones sin derecho a voto en General Motors, Ford y Chrysler.
También se espera la designación de un "zar automotriz" que supervisará el manejo de los fondos. Las tres fabricantes de vehículos habían solicitado US$34.000 millones y los jefes de estas automotrices comparecieron ante el Congreso para solicitar ayuda financiera.
Los jefes de las grandes automotrices dicen que sin ayuda financiera no lograrán sobrevivir. |
La debacle refleja un descenso de la industria en general que también ha afectado a las automotrices europeas y japonesas en Estados Unidos.
Pero las "Tres Grandes de Detroit" han sido criticadas por ofrecer una gama de automóviles poco atractiva.
Además, se les acusa de falta de reacción ante la creciente popularidad de los vehículos más pequeños y de consumo más eficiente.
General Motors admitió el lunes que había "decepcionado" a los consumidores estadounidenses al dejar que "nuestra calidad cayera por debajo de los estándares de la industria y nuestros diseños fueran mediocres".
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