El gobierno dio su beneplácito para que el cubano-estadounidense Carlos Pascual, un experto en estabilización post-conflicto de países, sea el nuevo embajador de Estados Unidos en México, informó el lunes la cancillería "El gobierno de México ya otorgó este beneplácito hace algunos días", dijo en rueda de prensa la canciller Patricia Espinosa.
Aunque no mencionó el nombre, el vocero de la cancillería Víctor Avilés dijo posteriormente a la AP que la canciller se refería a Pascual, actual vicepresidente y director de estudios de política exterior en el instituto privado estadounidense Brookings. Pascual fue embajador de Estados Unidos en Ucrania de 2000 a 2003 y según la página del Brookings Institute es experto en estabilización de países post-conflicto.
La jefa de la diplomacia mexicana dijo que aún "hay un proceso que debe cumplirse" en el gobierno estadounidense antes de que sea formalmente designado como embajador. Por supuesto estaremos dispuestos a trabajar con él en cuanto llegue a nuestro país", añadió Espinosa. Pascual sustituirá como embajador a Tony Garza, quien fue el representante en México del gobierno del ex presidente George W. Bush de 2002 a enero de 2009. Desde que a finales de enero garza dejó el cargo, la embajada estadounidense sólo ha estado representada por una encargada de negocios.
El nombre de Pascual como posible nuevo embajador surgió a finales de marzo en medios mexicanos, que destacaron su experiencia en reconstrucción y estabilización de países que estuvieron en conflicto e incluso lo calificaron como un experto en "Estados fallidos". La referencia a su experiencia fue destacada debido a que semanas hubo un diferendo entre los gobiernos mexicano y estadounidense, luego de que en algunos reportes y declaraciones de funcionarios de Estados Unidos se mencionara que México corría el riesgo de convertirse en un "estado fallido" por la violencia del narcotráfico. Después de varios días de críticas por parte de México, el gobierno del presidente Barack Obama descalificó esas referencias y dijo que no había tal riesgo. Obama estuvo la semana pasada en México para cerrar una serie de visitas de altos funcionarios de su gobierno y manifestar la plena disposición de Estados Unidos en hacer la parte que le corresponde en el combate al narcotráfico, cuya violencia se incrementó en los últimos años e incluso comenzó a llegar a algunas ciudades estadounidenses.
El mandatario estadounidense se comprometió a trabajar para reducir el tráfico ilegal de armas de asalto que terminan en poder de los carteles de las drogas como parte de un esfuerzo mutuo para combatir al narcotráfico, en el entendido de que ningún país puede solo contra ese flagelo
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