domingo, 21 de septiembre de 2008

¿Funcionará el plan de rescate?

La enorme crisis financiera que está devorando a Wall Street ha llevado al gobierno de George W. Bush a abandonar sus principios de libre mercado y anunciar un paquete de rescate de US$500.000 millones para calmar las turbulencias de los mercados financieros.

Al mismo tiempo, para frenar el creciente pánico entre los inversionistas particulares, el Departamento del Tesoro planea ofrecer garantías que ascenderían a US$3,2 billones para los fondos mutuos del mercado monetario.

Aún así, el plan de rescate puede tener que afrontar significativos obstáculos políticos y financieros.

Con el Congreso suspendiendo sus sesiones la semana próxima debido a la campaña electoral, el tiempo apremia para elaborar los detalles del plan y luego aprobarlo.

Escepticismo

Líderes del Congreso, incluyendo a muchos demócratas clave, ya habían estado considerando un plan de rescate, y dieron señales de una rápida aprobación de las propuestas.

SU OPINIÓN: ¿CÓMO LE AFECTA?
Patricio, Santiago, Chile

Por otro lado, hay un profundo escepticismo en el espectro político, con los conservadores del lado republicano objetando cualquier otro plan de rescate, y muchos demócratas preguntándose por qué deberíamos ayudar a Wall Street en vez de ayudar a cuatro millones de personas cuyos hogares fueron embargados.

Y los candidatos presidenciales, que están siendo dejados de lado en las negociaciones, son también participantes reticentes del proceso.

Ambos se dan cuenta de que un considerable plan de rescate del gobierno federal limitará severamente sus planes, entre ellos, el recorte de impuestos o la implementación de un nuevo programa de salud.

Uno de los modelos de los que se habla es el de la Corporación Financiera para la Reconstrucción, implementado por la administración del presidente Herbert Hoover en los años '30 durante la Depresión.

Pero cabe recordar que en 1933, el presidente electo Franklin Roosevelt rehusó un acuerdo bipartidario con el presidente Hoover para prevenir el colapso del sistema bancario de Estados Unidos, que cerró completamente la noche de su asunción.

Quién gana y quién pierde

Una de las preguntas difíciles sobre el plan de rescate es cuánto le costará a los contribuyentes, a los bancos y a los atribulados dueños de casas.

Casa embargada
Los riesgos del mercado hipotecario se trasladan de los bancos a los contribuyentes.

Parte de las respuestas es qué precio paga el gobierno estadounidense por la deuda.

Si compra al precio que indican los manuales, los bancos ganarán y el contribuyente se liberará de la responsabilidad.

Si, en cambio, el gobierno compra la deuda a valores devaluados, el gobierno es el que ganará si eventualmente la deuda hipotecaria recobra su valor.

Y no queda en claro qué ganancia obtendrá el gobierno de los bancos por su inversión.

En el plan de rescate Resolution Trust Company de los años '80, el gobierno tenía el poder de tomar el control de cualquier banco de ahorro y préstamo en crisis y cerrarlo o vender sus activos si era necesario.

Esto significó, eventualmente, que se recobró alrededor de la mitad del paquete de rescate de US$400.000 millones, pero la mayoría de los bancos cerraron.

Tampoco queda en claro cuántos beneficios específicos obtendrán los dueños de casas en problemas.

El costo para el gobierno podría crecer si trata de retener el 10% de todas las hipotecas, pero si endurece las medidas para asegurarse que todo el mundo pague podría poner en riesgo el plan de rescate hipotecario.

El gobierno ya tiene un plan para otorgar una ayuda hipotecaria extra de US$300.000 millones para los que afrontan un embargo, pero lo que hasta ahora se evidencia es que el plan -que se hará efectivo el 1 de octubre- se ve muy verde todavía, toda vez que el sector hipotecario privado se está resistiendo a asumir el 10% en pérdidas que el gobierno promueve.

Daño a largo plazo

El gobierno tiene la esperanza de que su nuevo gran paquete restaure la confianza en los mercados y anime a los bancos a empezar a otorgar de nuevo préstamos a individuos y empresas.

Corredores en la bolsa de Nueva York
La confianza es ahora muy frágil en Wall Street.

Ciertamente, la perspectiva de que los mercados crediticios se atasquen ulteriormente podría causar que la economía de Estados Unidos se vaya en picada.

Pero aún no está en claro si el paquete será lo suficientemente grande o si será implementado rápidamente como para tranquilizar a los inversionistas privados y comerciales, que están muy preocupados por la incertidumbre acerca del futuro del sector financiero.

La reducción del crédito probablemente continuará, a medida que los mercados se ajusten a los mayores riesgos que perciben.

Y mientras que la medida provee un alivio temporal a la economía estadounidense, los que solicitan crédito afrontan algunos desafíos a largo plazo.

El préstamo del gobierno deberá ser pagado, y con la creciente reticencia de los extranjeros a sostener la deuda de Estados Unidos, significará, en definitiva, mayor ahorro y menor gasto para la economía estadounidense.

El costo del rescate podría también aumentar el costo del préstamo a medida que el déficit federal crece, y por lo tanto debilita las perspectivas de largo plazo de la economía.

Y una mayor deuda podría debilitar eventualmente el dólar, forzando a la Reserva Federal a intervenir para aumentar las tasas de interés a fin de prevenir una caída estrepitosa.

A pesar de que éstos son riesgos grandes, la pérdida de la confianza es el problema más grande de todos.

Y si estas medidas fracasan, la responsabilidad le recaerá al próximo presidente, que tendrá a su vez que crear un nuevo paquete de rescate.

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