Uno de los números más aclamados de los que amenizaron laúltima gala de los Oscars fue el que, a dúo, se marcaron Hugh Jackman, presentador del acto, y la cantante Beyoncé. Juntos bailaron las canciones «hollywoodyenses» más famosas de los últimos tiempos. Pero hubo un detalle que a casi todo el mundo se le pasó por alto: el pezón de Beyoncé.
En uno de los pasos de la coreografía, el vestido de la cantante modificó su posición más de lo debido, dejando entrever esa parte de su cuerpo. Durante la emisión, nadie pareció advertir el descuido; sin embargo, estos días Internet se ha llenado de referencias al suceso.
En Estados Unidos, el «exhibicionismo» de la artista ha reabierto un debate arraigado en las televisiones del país: si la emisión de este tipo de eventos debe estar controlada. De hecho, la gala de los Oscars ya ha sido emitida con retraso en otros años, para así poder censurar momentos «inapropiados» como éste.
El hecho ha sido aprovechado por las malas lenguas para criticar la actuación de Beyoncé: su vestuario, su voz en «playback», su maquillaje... Un hecho similar estuvo a punto de costarle la carrera y el honor a Janet Jackson, cuando enseñó un pecho durante la «Superbowl» de 2004.
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