"La economía de EEUU está en problemas porque ha estado terriblemente mal gestionada", afirmó hoy en una reunión con un restringido grupo de periodistas.
"La buena noticia es que la situación económica de EEUU atrae inversores extranjeros, especialmente al sector inmobiliario de Manhattan", que se ha convertido en una inversión refugio, según el magnate de 61 años, toda una estrella mediática en su país y cabeza de un emporio de más de 20.000 trabajadores.
El neoyorquino, que heredó el interés por el mundo inmobiliario de su padre, al que considera su mentor, se enfrenta a una crisis inmobiliaria en EEUU que podría poner en aprieto su querida fortuna, por lo que no duda en gritar a los cuatro vientos que es un buen momento para invertir en el país.
En ese sentido aseguró que Manhattan es la "capital del mundo inmobiliario" y auguró que "estará aún más fuerte cuando el mercado se recupere en el resto del país, algo que creo que ocurrirá dentro de un año".
Fuera de EEUU, su grupo está interesado "en España y otros países en Europa, así como en Asia y Latinoamérica. También tenemos cosas en India. En realidad construimos por todo el mundo", aseguró Trump.
Trump asegura que la debilidad del dólar "no es buena para el país", pese a que a él le viene bien porque incentiva la compra de inmuebles por parte de extranjeros, en un momento de caída del mercado nacional, que atribuye en buena parte a la responsabilidad al presidente estadounidense, George W. Bush.
"En mi opinión es el peor presidente que hemos tenido jamás. Este país no está siendo bien gestionado. Ya no es lo que era", aseguró alguien que en los noventa ya superó fuertes crisis financieras que le llevaron al borde de la bancarrota.
De su vasto imperio inmobiliario forman parte algunos de los edificios más famosos de Nueva York, como el Empire State o la Torre Trump de la Quinta Avenida, y es consejero delegado de la Organización Trump, el operador hotelero más grande del mundo.
Su consejo para quienes tienen problemas en pagar su hipoteca es muy sencillo: "Cuando reciban la carta diciendo que tienen diez días para abandonar su casa, no lo hagan. Vayan al banco y negocien personalmente".
Sobre el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, aseguró que "ha reaccionado ante la crisis crediticia con muchos meses de retraso y ahora está tratando de ponerse al día".
La crisis inmobiliaria que se nos viene encima
No pueden emplear esas propiedades como garantía frente a los bancos, porque la Ley del Suelo del Gobierno ha reducido su precio a unas cifras ridículas. La situación es tan grave que se estima que un 60% del total de estas empresas quebrarán.Dijo Reagan en una ocasión que "la visión gubernamental de la economía puede resumirse en unas cortas frases: si se mueve, póngasele un impuesto; si se sigue moviendo, regúlese, y si no se mueve más, otórguesele un subsidio". Éste parece haber sido el guión que ha seguido el Gobierno de Zapatero con respecto al mercado inmobiliario. Y es que se acumulan los expertos que piensan que el Gobierno está procurando evitar que las empresas inmobiliarias quiebren prematuramente, es decir, antes de las elecciones.
Durante estos cuatro años, y aún antes en la oposición, el PSOE se ha apuntado a la retórica de la condena a los "especuladores", es decir, a las promotoras y empresas inmobiliarias. No necesitó, ciertamente, introducir impuestos nuevos a la vivienda, pues con los que ya existían se alcanzó la extraordinaria cifra del 3% de la economía española. Pero como el sector se seguía moviendo, se propusieron regularlo aún más de lo que estaba. Y pergeñaron una ley del suelo que rebajaba el precio de las expropiaciones del suelo urbanizable alrededor de un 90%.
Las consecuencias para las inmobiliarias no han podido ser más catastróficas. Al frenazo debido al aumento de los tipos de interés y la crisis financiera se le ha sumado la completa depreciación de sus activos, que consisten básicamente en suelo. No pueden emplear esas propiedades como garantía frente a los bancos, porque la Ley del Suelo del Gobierno ha reducido su precio a unas cifras ridículas. La situación es tan grave que se estima que un 60% del total de estas empresas, unas 60.000, quebrarán.
Ante esta situación, el Gobierno de Zapatero ha pasado a buscar la manera de subvencionar el sector para que el impacto no sea tan grave. Ha estudiado utilizar el Instituto de Crédito Oficial para aportar liquidez a estas empresas y emplear la Vivienda a Precio Tasado como vía para dar salida a un stock de pisos sin vender que probablemente llegue a superar el millón en 2009.
La posible quiebra de las empresas inmobiliarias será un nuevo jarro de agua fría para la situación del paro en España. Se estima que los desempleados del sector inmobiliario y de la construcción alcanzarán el millón. En la situación actual de nuestro país, la mayor parte no encontrará empleo en ningún otro sector y languidecerá en el paro. De ahí que los expertos encuentren similitudes con la situación de Japón, que ha estado una década con la economía completamente estancada tras sufrir su propia crisis inmobiliaria.
En cualquier caso, la crisis será dura y larga, y pocas cosas podrán hacerse para reducirla desde el Gobierno, especialmente si el mando lo tiene un PSOE poco amigo de reformas estructurales, en concreto del mercado de trabajo, uno de los menos flexibles del mundo, como puso de manifiesto el informe Doing Bussiness 2008 del Banco Mundial, que nos colocaba en el puesto 154 de un total de 178 países estudiados. Las empresas no se atreverán a contratar trabajadores ante el riesgo de tener que despedirlos a los costes a los que obliga nuestra legislación. En definitiva, un futuro más bien negro, en el que no se atisba qué sector o sectores tomarán el relevo de la construcción para tirar de la economía española.
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