estudio, realizado por el Programa de Acción contra Desperdicios de Recursos (WRAP, por sus siglas en inglés) afirma que cerca de cuatro millones de toneladas de alimentos son desechados cada año en ese país.
Ello significa que una tercera parte de los alimentos que se compran en el Reino Unido termina en la basura.
Además, el 60% de toda la comida desechada está intacta, afirma la organización financiada por el gobierno.
Evitable
El estudio, que según sus autores es el primero de este tipo, analizó los depósitos de basura de 2.138 hogares en Inglaterra y Gales.
Descubrió que los alimentos que más comúnmente terminan en los basureros son verduras, fruta y pan.
Y la mayoría de este desperdicio -dice WRAP- podría haberse evitado si la gente planeara, almacenara y manejara mejor su alimentación.
Cada año se tiran en este país casi siete millones de toneladas de comida.
De éstos, sólo un 20% debe terminar en la basura, ya que son desechos como huesos, cáscaras y pieles.
Recoger la basura de alimentos que se desechan innecesariamente cuesta unos US$2.000 millones. |
De ésta porción, por lo menos 340.000 toneladas se echan a la basura a pesar de que no ha pasado todavía su fecha de caducidad, y 1,2 millones de toneladas son los alimentos que dejamos en nuestros platos.
"Todo esto es una historia de asombroso desperdicio" -dicen los autores del estudio- "sobre todo en momentos en que el mundo enfrenta una escasez global de alimentos".
Costo
La gente arroja a la basura cantidades "asombrosas" de comida de manera innecesaria, según afirma una investigación llevada a cabo en el Reino Unido.
El La investigación revela que en Inglaterra y Gales se depositaron en los basureros unos US$20.000 millones en alimentos cuyo desperdicio era evitable.
Esto provoca que las autoridades municipales gasten unos US$2.000 millones para recoger esa basura de alimentos y enviarlos a los vertederos.
Y este desecho también está teniendo un costo para el medio ambiente.
Según WRAP, los alimentos que tiramos innecesariamente son responsables del equivalente a 18 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono cada año.
Esto, agrega el informe, no sólo por el metano que se libera cuando los alimentos se descomponen, sino por la energía que se gasta en su producción, empaquetado, almacenado y transporte.
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