Los jóvenes que toman un fármaco comúnmente utilizado contra la calvicie podrían estar arriesgando su salud sexual, afirman expertos.
Se trata de la finasterida, cuyos nombres comerciales incluyen Proscar y Propecia, que según algunos especialistas no está etiquetada apropiadamente y puede causar serios efectos secundarios. Se calcula que cerca de 73,5% de los hombres se ven afectados por la alopecia androgenética -la forma más común de calvicie- en algún momento de su vida, el 25% de éstos comienza a perder el cabello durante sus 20 años.
Pero el fabricante de finasterida, la empresa Merck, afirma que vigila continuamente la seguridad del fármaco y que ya actualizó la etiqueta del producto.
James, un joven escocés de 26 años, es uno de los pacientes que sufrió efectos secundarios con el fármaco. "Noté pérdida de cabello, se me caía en la ducha y en la almohada y, básicamente, me asusté", dice. "Hice una búsqueda en internet y encontré que había una medicina llamada Propecia y sin perder tiempo la compré y comencé a tomarla".
"Y funcionó de maravilla", agrega.
Las tabletas, que se venden con receta médica, han mostrado ser muy efectivas para detener la pérdida de cabello y en ensayos clínicos nueve de cada 10 hombres no siguieron perdiendo pelo durante un período de cinco años. La empresa Merck afirma en su sitio web que menos de 2% de hombres podrían sufrir efectos sexuales secundarios con el fármaco.
"Completamente impotente"
La farmacéutica menciona, por ejemplo, dificultad para lograr una erección, pero señala que los problemas desaparecen tan pronto como el hombre deja de tomar el medicamento.
Para James, sin embargo, los problemas empezaron en ese momento. Cuando dejó de tomar el fármaco comenzó a sentirse menos interesado en el sexo, y después, dice, las cosas se pusieron peor.
La medicina funcionó bien para mi cabello, pero el costo es ridículo: perder mi vida sexual
James
"Después de tres semanas, todo se convirtió en un infierno. Básicamente, me volví completamente impotente", señala-
Pocos meses después, decidió visitar a un especialista.
"Me recetó una terapia de testosterona, la cual debe tomarse para toda la vida", dice James.
"Desafortunadamente, eso tampoco funcionó. Regresé al especialista seis meses más tarde y me ofreció la posibilidad de un implante en el pene". Algunos médicos en Irlanda y Estados Unidos afirman que los casos como el de James no son inusuales y que el etiquetado del fármaco no es adecuado. Merck, por su parte, señala que continuamente está vigilando la seguridad del fármaco y que recientemente llevó a cabo cambios en el etiquetado después de informes de efectos secundarios sexuales que continuaron después de que usuarios habían dejado de tomar el medicamento.
También señala que esos casos son extremadamente raros y podrían ser causados por otros factores y por la medicina.
Pero James está convencido de que lo que causó su problema fue el medicamento. "Todos los días deseo poder regresar el reloj. La medicina funcionó bien para mi cabello, pero el costo es ridículo: perder mi vida sexual". "Le está pasando a muchos hombres, y es tiempo de que la gente se dé cuenta de ello".
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