miércoles, 9 de julio de 2008

Irán prueba con éxito un misil que puede llegar hasta Israel


La milicia de los Pasdarán -Guardianes de la Revolución- probó ayer miércoles nueve misiles de medio y largo alcance en el golfo Pérsico, según acaba de anunciar la televisión estatal de Irán. Entre los cohetes que dispararon se encuentra el Shahab-3, que con una cabeza convencional, tiene un alcance de 2.000 kilómetros, lo que le permite llegar hasta Israel. La noticia se conoce al día siguiente de que un representante del líder supremo ante ese ejército ideológico advirtiera que Tel Aviv sería el primer objetivo de la República Islámica en caso de resultar atacada. EE UU se ha apresurado a condenar el ejercicio.

"Las pruebas quieren demostrar nuestra determinación y capacidad frente a los enemigos que en las últimas semanas han amenazado a Irán con un lenguaje agresivo", declaró el general Hosein Salami, citado por la cadena iraní en árabe Al Alam.

Los Pasdarán, o Guardianes de la Revolución, han estado realizando maniobras aéreas y navales en aguas del golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz coincidiendo con unos ejercicios de la V Flota norteamericana con las armadas del Reino Unido y Bahrein.

Condena de Washington

El ensayo iraní ha sido condenado de inmediato por la Casa Blanca, que urge a Teherán a suspender "de inmediato" sus programas de desarrollo de misiles balísticos y "abstenerse" de realizar nuevas pruebas "si realmente quiere ganarse la confianza del mundo". Según un comunicado leído por el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, que acompaña a Bush a la cumbre del G-8 en Japón, el ensayo iraní constituye una "violación" de las resoluciones de la ONU, ya que los misiles balísticos "pueden ser usados como vehículo para potenciales armas nucleares". El desarrollo de estos cohetes, según Johndroe, es "completamente incompatible con las obligaciones de Irán ante el mundo" y "sólo consigue aumentar el aislamiento de su pueblo".

Desde que Estados Unidos filtró que unas recientes maniobras militares de Israel eran un ensayo para un eventual ataque a Irán, la guerra verbal entre Teherán y Washington ha escalado llegando a alentar la tendencia al alza del precio del petróleo. Sin embargo, la perspectiva de una nueva ronda de negociaciones entre Irán y el G-6 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania), logró una bajada de cuatro dólares el pasado lunes.

El viernes anterior, el ministro iraní de Exteriores, Manuchehr Mottaki, respondió a la oferta de incentivos del G-6 para que su país deje de enriquecer uranio con una carta en la que, sin mencionar esa exigencia, expresa su voluntad de mantener abierta la vía diplomática. Desde entonces han recobrado fuerza las declaraciones desafiantes de dirigentes iraníes, suscitando dudas sobre las verdaderas intenciones del Gobierno de Mahmud Ahmadineyad.

El propio presidente iraní ha desestimado la posibilidad de una guerra con Estados Unidos o Israel, dando a entender que no tienen ningún motivo para echarse atrás en su objetivo de producir combustible nuclear, un proceso que también permite fabricar material fisible para bombas. En paralelo, diversos portavoces militares han seguido lanzando advertencias sobre las consecuencias de un eventual ataque a sus instalaciones atómicas.

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