“(…) Si la tendencia continúa, el próximo año será el primero en el que los músicos recauden más por sus directos que por sus álbumes (…)”
Demoledor. La noticia de The Times fue cubierta anteriormente por La Información, con el título “Lo que la industria musical no quiere que sepas“. Su emisión en un informativo en televisión nacional es un hito importante para la adecuada comprensión y difusión del tema: no hablamos de pobrecitos artistas empobrecidos por las descargas, sino de empresas que pretenden mantener intactos sus márgenes comerciales a pesar de que muchas de las actividades con las que los justificaban ya no tienen sentido ninguno. Empresas que consciente y premeditadamente dificultan el progreso de modelos de distribución alternativos imponiendo precios absurdos que impiden su rentabilidad, y convirtiéndose en el verdadero origen del problema. La excusa de “defender la cultura” se rompe: persiguiendo las descargas no se defiende la cultura ni a los creadores, se defienden las actividades de una serie de intermediarios acostumbrados a controlar férreamente la totalidad de la cadena de valor, e incapaces de adaptarse a un mundo digital.
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