El humilde caracol marino tiene una concha luminiscente muy singular que se enciende para ahuyentar a los depredadores.
Esta pequeñísima bioluminiscente parte del cuerpo está dentro de la concha, pero cuando es necesario, amplifica la luz y el leve destello que produce ilumina toda su superficie.
Dimitri Deheyn, del Instituto Scripps de Oceanografía en San Diego, Estados Unidos, quien dirigió el estudio, se especializa en la investigación de organismos luminiscentes, seres vivos que producen su propia luz.
El científico ya había trabajado con caracoles luminiscentes, pero éste último lo intrigó porque cuando aún cuando se retracta a su concha amarilla y opaca sigue emitiendo luz.
"La concha en realidad amplifica la luz, lo cual hace parecer que la fuente de luz es mucho más grande", le explica el investigador a la BBC.
Al examinar a la pequeña criatura brillante, los investigadores descubrieron que su concha era un "difusor de luz mucho más efectivo que los mejores productos disponibles comercialmente".
"Y sólo funciona con un color", señala Deheyn.
"Si emites una luz roja a través de ella no funciona, y tampoco funciona con luz azul. Sólo funciona con la luz verde azulada que el caracol produce".
Defensa doble
Ésta podría ser la forma que el caracol utiliza para decir: '¡Oye, cómete a ese individuo, que está atacándome!'
Dr. Dimitri Deheyn
Los científicos creen que además de ahuyentar al depredador, la bioluminiscencia quizás actúa como una segunda línea de defensa.
Los destellos colocan "bajo el reflector" a los depredadores persistentes, como los cangrejos. Esto significa que las criaturas que se alimentan de cangrejo pueden ver a su presa más fácilmente.
Éste es un concepto conocido en biología, llamado hipótesis de la alarma antirrobo.
Según Deheyn "ésta podría ser la forma que el caracol utiliza para decir: '¡Oye, cómete a ese individuo, que está atacándome!'".
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