sábado, 25 de diciembre de 2010

9 formas de recargar energía

 
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¿Levantarse o no de la cama? He ahí el dilema. A veces estamos tan cansados que preferiríamos quedarnos escondidos debajo de las cobijas. Pero cuando eso no es posible, necesitamos una ayudadita, algún estímulo que nos ayude a elevar la energía y el ánimo para comenzar el día. Aquí hay algunas sugerencias sencillas que pueden servir de inspiración:
Párate de cabeza. ¡En serio! Se trata de llevar sangre al cerebro, pero si este método te resulta algo arriesgado, puedes probar con algo más sencillo. Trata de tocar la punta de tus pies con las manos durante treinta segundos, mantén las rodillas ligeramente flexionadas para no lastimar tu espalda. Otra forma de reactivar la energía de tu cerebro consiste en tomar una porción de tu cabello, muy cerca del cuero cabelludo, y jalarlo suave pero continuamente durante algunos segundos. Si al soltarlo sientes un cosquilleo o se te eriza la piel, es que se está liberando la tensión y comienza a fluir la energía.
Colores y contrastes. Vístete de algún tono alegre o ponte algún accesorio cuyo color contraste con el resto de tu vestimenta. Los tonos cálidos -rojo, naranja o amarillo- son considerados como los más energizantes. Los fríos -azul, verde, violeta- tienden a ser relajantes. Mejor aún: ¿qué tal llevar un tono carmesí en los labios? Las miradas de los transeúntes seguramente te darán un shot de energía.
Desayuna bien. Los ejecutivos que pasan su vida viajando de un continente a otro se curan del jet lag con un jugo de toronja (estimulante del hígado) y un desayuno ligero pero alto en proteína. Continúa tu día tomando suficiente agua y evita los alimentos pesados o irritantes, ya que su digestión requiere más energía que un platillo ligero.
¿Café, té o limonada? Tomar café es una excelente opción para animarte, pero ingerirlo en exceso durante la mañana nos puede producir un "bajón" por la tarde. ¿Qué tal un té de jazmín? Alan Hirsch, neurólogo de la Fundación para la investigaciónn del olfato y el gusto, afirma que el jazmín aumenta las ondas beta del cerebro, las cuales nos hacen estar más alertas y despiertos. Y si no te gusta el jazmín, quizás la evocación de la menta o los cítricos te resulten más estimulantes. En fin: sea cual sea tu aroma favorito, llévalo contigo de alguna manera (en loción para las manos, en perfume, en toallitas húmedas, en infusión).
Dulces sueños, dulces despertares. Se dice que los pensamientos que rondan nuestra mente media hora antes de dormir, se recrean y reinventan durante el sueño. Por eso es recomendable tener algún ritual de relajamiento positivo antes de dormir. Esto ayuda a aligerar la carga onírica y a descansar mejor.
Busca el sol. La luz tiene un efecto súper estimulante en nuestro ánimo. Caminar del lado de la acera por donde da el sol es un antídoto contra las caras largas. Y si requieres más energía, entonces levanta la cara, recibe los rayos del sol y sonríe, este simple gesto desata en tu cuerpo todo un proceso químico equivalente a recibir una buena noticia.
Sé amable, ayuda a un desconocido, cede el paso, da las gracias con una sonrisa. Es difícil hacerlo por la mañana, ¿verdad?, sobre todo cuando tienes el estrés a tope. Sin embargo, estas acciones de solidaridad y gentileza le dan a tu ánimo una sacudida positiva.
Siéntate bien. Parece un regaño de la maestra del colegio, ¿verdad? Sin embargo, está comprobado que una mala postura ejerce presión innecesaria sobre la columna vertebral. Esto hace que los músculos de la respiración necesiten energía extra para trabajar. Alinea tu espalda, trata de llevar la caja torácica por delante de tus caderas y respira profundo.
Música y carcajadas. Programa tu mp3 con la música que te anima y te recuerda a tus amigos. Su efecto positivo a nivel neurológico es muy potente. Lo mismo ocurre con las carcajadas. Un amigo del trabajo, cuando anda bajo de energía, suele pedir chistes a través de su muro de FB. Al rato comienza a carcajearse y todos en la oficina terminamos pegados a su monitor, igual de contentos. Según Adriana Castro, psicóloga y terapeuta de la risa, después de una buena sesión de carcajadas, la energía se recarga, se libera el estrés y se activa el sistema inmunológico.

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