miércoles, 18 de febrero de 2009

GM y Chrysler quieren más dinero

 

La fabricante de automóviles estadounidense, General Motors (GM), anunció este martes su intención de recortar 47.000 empleos en todo el mundo como parte de un plan de reestructuración para evitar la quiebra.

Cartel de oferta especial para la venta de un sedan Chrysler 300
General Motors, Ford y Chrysler han vivido una fuerte caída de las ventas.
La compañía aumotriz dijo que 26,000 puestos de trabajo se eliminarán fuera de Estados Unidos.

GM y Chrysler aprovecharon este martes la presentación de sus planes de reestructuración para pedirle al gobierno de Washington US$22.000 millones en préstamos adicionales.

Las dos empresas cumplieron con el plazo del 17 de febrero para rendir sus informes, una de las condiciones impuestas para el otorgamiento de US$17.400 en créditos anteriores.

La GM indicó que necesitará US$16.600 millones, además de los US$13.400 ya recibidos, para mantenerse a flote hasta 2011.

"Si se presentara un nuevo escenario con una reducción aún mayor en el volumen, General Motors necesitará fondos federales adicionales que podrían elevar el total de respaldo gubernamental a US$30.000 millones hasta 2011", señaló GM en el texto de su presentación ante el gobierno.

La empresa, hasta hace poco el mayor fabricante de autos en el mundo, había señalado en diciembre que hasta 2012 recortaría el número de fábricas de 47 a 38, pero en su último plan rebajó aún más la cifra hasta 33 plantas. 

GM reducirá marcas

GM igualmente reducirá de ocho a cuatro las marcas con las que comercializa sus vehículos. Sólo quedarían Chevrolet, Buick, Cadillac y GMC.

Autos de GM
GM tiene que demostrar al gobierno de EE.UU. que es una empresa viable.

El corresponsal de la BBC, Greg Wood, señaló que los ejecutivos de GM están convencidos de que este año venderán menos automóviles de lo que habían predecido hace apenas dos meses debido a la contínua caída de la demanda.

"La compañía de hecho ya está sobreviviendo gracias a los préstamos federales", agregó Wood.

Chrysler, a su vez, hizo un pedido de US$5.000 millones en préstamos adicionales del gobierno en medio de uno de los peores bajones del sector automotriz en la historia reciente.

Sin embargo el fabricante insistió en que podrá pagar de vuelta el crédito de US$4.000 millones que ya recibió porque va en camino hacia la recuperación a largo plazo.

"Consideramos que el préstamo de capital de trabajo solicitado es la alternativa de menor costo y ayudará a aportar un importante estímulo a la economía estadounidense con resultados positivos para el contribuyente estadounidense", señaló el presidente de Chrysler, Robert Nardelli, en el texto de su presentación ante el Departamento del Tesoro de EE.UU.

"Una reestructuración ordenada, fuera de la bancarrota, aunada a la concreción de nuestro plan de viabilidad empresarial, mejorado por una alianza estratégica con Fiat, es la mejor opción", agregó. 

¿Cómo reaccionará el gobierno?

El analista Lincoln Merrihew, de TNS Automotive Consulting, señaló que Chrysler especificó bien sus prioridades, pero agregó que estaba "quiere ver cómo responde el gobierno a este plan".

 General Motors necesitará fondos federales adicionales que podrían elevar el total de respaldo gubernamental a US$30.000 millones hasta 2011 
texto de presentación de GM
El tercer mayor fabricante de autos de capital estadounidense dijo que contaba con el apoyo del sindicato de los Trabajadores Automotrices Unidos (UAW, por sus siglas en inglés), los consorcios y los proveedores para llevar a cabo sus planes.

El UAW anunció un acuerdo tentativo con Ford y General Motors para ayudar a ambas firmas a reducir sus costos laborales.

Ford, el tercero de los "Tres Grandes" del sector automotriz estadounidense todavía no ha aceptado ayuda del gobierno, pero podría verse obligada a hacerlo en el futuro.

Las tres empresas estadounidenses han tenido fuertes caídas en las ventas en su mercado nacional.

El desplome del sector también está afectando a fabricantes japoneses y europeos con fábricas en EE.UU., pero los Tres Grandes han sido criticados por la reducida oferta en su gama de productos.

Los críticos sostienen que reaccionaron demasiado tarde a la creciente demanda de vehículos más pequeños y económicos

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