lunes, 16 de febrero de 2009

¿el comienzo del fin del secuestro en Colombia?

http://patdollard.com/wp-content/uploads/colombia_farc-rebels-march-in-la-macarenapreview.jpgCepeda, hijo del asesinado político de la UP Manuel Cepeda, dice que por ahora no ha pensado lanzarse al Congreso.

María Isabel Rueda: ¿Quién es Iván Cepeda?

Iván Cepeda: Básicamente soy un defensor de Derechos Humanos. Trabajo para reivindicar y hacer una realidad los derechos de las personas, en especial de las que han sido víctimas de crímenes que violan la integridad y la dignidad humana. dominican lawyers

¿Estaría dedicado a sus actuales labores humanitarias si su padre no hubiera sido asesinado?

Antes ya me había acercado de alguna forma al mundo de los derechos humanos, pero orientado desde una perspectiva académica. De manera que si no estuviera haciendo esto, estaría en algo muy parecido.

¿Piensa lanzarse al Congreso?

Por ahora no. Estoy dedicado ciento por ciento a este oficio. No tengo planes políticos inmediatos, a pesar de que pertenezco al Polo.

¿Y a cuál de las tres tendencias del Polo pertenece?

No me ubicaría en esa clasificación. Aquí la pregunta es si el Polo va a tener un programa lo suficientemente atractivo para el país que se pueda plasmar en políticas, y no solo en planteamientos generales.

¿Carlos Gaviria, Lucho, o Petro?

Carlos Gaviria, sin duda. No desconozco quiénes son las otras dos personalidades, pero el candidato del Polo debe ser Carlos Gaviria. Tiene muchos ingredientes para ser muy buen conductor del país. Es un demócrata en todo el sentido de la palabra.

Pero anda como el Presidente Uribe, que no dice que sí o que no con claridad....

La diferencia es que en el caso de Carlos Gaviria, eso es auténtico.

¿Al alcalde del Polo le está yendo bien, o mal?

Es un balance contrastado. La ciudad está viviendo un momento difícil, hay problemas que se han venido acumulando, no de ahora, no de la administración de Lucho, de mucho antes. En general lo está haciendo bien, pero que hay problemas. Y también ha cometido desaciertos, es innegable.

¿Ser militante de una organización de derechos humanos necesariamente implica ser de izquierda?

No necesariamente y ejemplos hay muchos. Una persona clave en el inicio de lo que es hoy la defensa de los derechos humanos, fue una muy destacada figura del Partido Conservador, el ex ministro Alfredo Vásquez Carrizosa. Y creo que podemos encontrar muchos otros ejemplos, como el del doctor Héctor Abad Gómez, que si bien podemos llamar demócrata, no era un militante de izquierda propiamente. El mundo de derechos humanos hoy es muy plural.

¿Pero me acepta que entre los defensores de derechos humanos sí hay la tendencia de culpar al Estado porque este hace uso legítimo de su fuerza armada? Le menciono el caso de los indígenas que acaban de masacrar las Farc en Nariño. Ya hay quienes dicen que la culpa también la tiene el Ejército, porque anda por ahí preguntando por los guerrilleros....

Precisamente, el grupo de Colombianas y Colombianos por la Paz, del cuál hago parte, le acaba de enviar una carta a las Farc preguntándoles por este hecho. Si fueron las Farc debe haber una condena, no solo social sino judicial. Y si hay responsabilidad por acción u omisión de los actores estatales, también. En lo que no estoy de acuerdo es en que se lancen acusaciones sin fundamento. Hay la tendencia reiterada de funcionarios del Estado de atribuir determinado tipo de acciones a ciertos actores, sin que medie una investigación o existan elementos de juicio lo suficientemente sólidos.

Supongo que se está refiriendo a las Farc, que son las primeras a las que culpamos de cualquier atentado. ¿Pero acaso tienen algún mérito para no ser las principales sospechosas de los actos terroristas que se cometen en el país?

Estamos emprendiendo esfuerzos como el de Colombianas y Colombianos por la Paz para pedirles a las Farc que se atengan a unas reglas humanitarias. Eso también hay que pedírselo al Eln, al Estado y a esos grupos que se han llamado en Colombia paramilitares.

¿Qué es Colombianos por la Paz?

Es un grupo muy plural de 130 mil personas que hemos suscrito dos cartas que se le han enviado al secretariado de las Farc. Más que un grupo de intelectuales, es uno de ciudadanos y ciudadanas, y quiero señalar que las mujeres tienen una presencia muy importante en esta iniciativa. Por eso agregarle lo de "colombianas" no es un hecho casual.

¿Y la líder es Piedad Córdoba?

Sin lugar a dudas. Piedad ha jugado un rol importante en los procesos de liberación de personas, y en estas últimas ha tenido el papel central. Ha mantenido firme el timón en momentos muy difíciles.

Piedad tiene el cuero muy duro...

Sobre todo la serenidad necesaria, que es el resultado de un proceso de experiencia. Nadie nace sabio para un proceso tan difícil como este.

¿A qué atribuye el señalamiento del Presidente de que este grupo está al servicio de las FARC?

Son aseveraciones que nos ponen en alto riesgo. Pero no vamos a entrar en la polémica. Queremos concentrarnos de manera muy seria en lo que estamos haciendo. Nuestro papel es humanitario, y eso implica acercar dos partes que están en un conflicto muy álgido y muy antiguo. Creo que las seis liberaciones que se han producido recientemente muestran eficacia. Queremos menos carreta y más hechos.

¿Y cree que los liberaron en respuesta a las cartas que ustedes se cruzaron con las Farc?

No queremos caer en actitudes mesiánicas. Esas liberaciones no se pueden reducir a una sola variante. Creo que son fruto de un conjunto de condiciones que se han venido presentando en el país y en el mundo, como el cambio de dirección en las Farc y la presidencia de Barack Obama. También la guerra y las políticas del Gobierno han hecho mella en ellas.

Si es así de transparente la actividad de este grupo de colombianos, ¿por qué el presidente Uribe es tan duro con ustedes?

Eso hay que preguntárselo a él. Nosotros estamos haciendo nuestro trabajo, y hemos tenido una interlocución con el Gobierno. El proceso de las liberaciones se hizo en una permanente comunicación con el Alto Comisionado para la Paz, con momentos de un diálogo muy fluido y en otros de discusiones muy serias. Este es un conflicto armado, así se diga que no lo es, en el que hay por lo menos dos partes. Con las dos hay que hablar para construir un camino para la paz.

¿A cuál de las dos partes pertenece usted?

Yo soy un ciudadano. Pero la legalidad que exijo por parte del Estado es mucho más ambiciosa que la que existe. Las leyes y los principios constitucionales que hay en Colombia son insuficientes para un Estado verdaderamente democrático, aunque la legalidad que ya existe hay que hacerla respetar. Así que, si bien me ubico en el plano de la legalidad y la defensa de esos principios que son valiosos, también le exijo al Estado que los respete y que sus funcionarios sean los primeros en ser garantes de esos principios.

Se lo pregunto porque algunos pretenden corregir las imperfecciones del Estado no a través de las vías democráticas, sino de la lucha armada.

Pues esa es la situación en la que estamos en Colombia. Pero se debe construir un espacio político que le de cabida incluso a aquellos que han optado por atacar desde la ilegalidad a ese Estado que tenemos hoy.

¿Bajo el cumplimiento de ciertas condiciones?

Yo diría que es necesario construir esas condiciones.

¿Una de ellas sería dejar de secuestrar?

Sí, lo hemos dicho muy claramente en la segunda carta que le escribimos a las Farc, donde les planteamos una pregunta sin ambigüedades: ¿Están dispuestos a renunciar al método del secuestro como forma de actuación en la guerra y de su financiación? El diálogo epistolar se basa precisamente en preguntas concretas. No es una disquisición, ni un ejercicio para escribir cartas con los puntos de vista de ellos y los nuestros. No. Es un diálogo sobre temas concretos que debe llevar a la ocurrencia de hechos. Y así se lo vamos a plantear al Eln y al propio Estado, porque esa misma pregunta es válida con relación a los 'falsos positivos', a las desapariciones forzadas, a la tortura y a la utilización de los grupos paramilitares.

Las Farc no contestaron sí o no...

Liberaron a seis personas. En las liberaciones que han ocurrido hay un punto importante, y es que han salido a la libertad los últimos de los llamados secuestrados políticos. Esa es una cuestión relevante, porque esperamos que represente el fin del secuestro político.

Si las Farc no fueran tan torpes políticamente, ¿no liberarían a todos los secuestrados, para recuperar algo de opinión y debilitar la razón de ser de la seguridad democrática?

Estas seis liberaciones son un gesto que se debe valorar y pedir que se profundice, pero hay que ir con los tiempos que se pueden ir dando. La primera decisión que tomamos es pedir cosas razonables y ubicarnos en el plano de un conflicto armado que está en situaciones muy álgidas y degradadas. Esas liberaciones deben ser leídas como un logro significativo que puede ampliarse. Ahora es el momento de hablar de intercambio humanitario. Así se lo plantearemos a las Farc en nuestra próxima carta, que puede traer un nuevo avance.

Pero el presidente Uribe acaba de decir que no hará intercambio humanitario...

Nunca hemos pensado que hacer el intercambio humanitario será fácil. Nos corresponde perseverar en esa búsqueda a pesar de la obstrucción de las partes.

¿Podemos decir entonces que estamos entrando en el fin del secuestro de la guerrilla en Colombia?

Cuando las Farc optaron por el secuestro, tal vez a comienzos de los años 80, cometieron un grave error político y militar que se fue convirtiendo en una práctica criminal. Confío en que sea posible que entiendan eso y que, a partir de ahí, haya un camino distinto marcado por el fin del secuestro. Y utilizo este medio para volver a insistir en la misma pregunta a las Farc.

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