viernes, 12 de diciembre de 2008

Washington presiona insiste en rescate

La Casa Blanca dijo estar dispuesta a utilizar fondos del paquete de rescate financiero para ayudar al sector automotriz que enfrenta una profunda crisis.

Según Washington, sería "irresponsable" permitir el colapso de esa industria.


El anuncio se hace luego de que las negociaciones en el Senado para aprobar una ayuda de US$14.000 millones a la industria automotriz fracasaran a última hora del jueves, lo cual podría forzar a los llamados Tres Grandes de Detroit (General Motors, Ford y Chrysler) a declararse en bancarrota.

"Es una pérdida para el país", dijo decepcionado el jefe de la mayoría demócrata en la Cámara Alta, el senador Harry Reid.

El congresista manifestó que representantes del Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz se habían opuesto a acceder a una exigencia de los republicanos de reducirse los sueldos desde 2009 como una condición para aprobar la línea de crédito, catalogada por los altos directivos de GM, Ford y Chrysler como "vital" para seguir subsistiendo.

Al parecer el sindicato estaba dispuesto a hacer esas concesiones sólo después del 2011, año en que vence el actual contrato colectivo.

La primera reacción de los mercados de Europa y Asia a esta noticia fue negativa. El índice Nikkei de Japón cayó 5,6%, mientras que el FTSE londinense bajó 2,7% y el Dax alemán 3,4%. Luego, el índice Dow Jones de Nueva York tuvo un comportamiento similar, cayendo 0,63% a la apertura.

Cuesta arriba

Harry Reid
Es una pérdida para el país
Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado
La iniciativa nunca logró acumular los 60 votos necesarios en el Senado para convertirse en ley, que ya contaba con el visto bueno de la Casa Blanca, por lo que su ratificación era un hecho.

El corresponsal de la BBC en Washington, Andy Gallacher, informó que se preveía una dura batalla en el Senado para aprobar un paquete que ya tenía mucha oposición en la bancada republicana.

Según Gallacher, lo que está claro es que el congreso ya no retomará el tema este año.

Si la Casa Blanca no acude al rescate, este bien puede ser otro problema que se traspase al gobierno de Barack Obama, que asume el poder el 20 de enero de 2009. Lo mismo

Se repite así la misma dinámica que ocurrió con el paquete de rescate financiero de US$700.000 millones que no logró el voto positivo en la Cámara de Representantes y generó una serie de jornadas caóticas en Wall Street, que aún no se recupera.

Incluso el propio Reid dijo a los miembros del Senado que no podía adivinar qué ocurrirá este viernes cuando la Bolsa de Nueva York reinicie sus operaciones bursátiles.

"No va a ser un panorama muy placentero", aseveró el líder demócrata en el Senado. "Millones de estadounidenses (...) estarán directamente afectados", agregó para referirse no sólo a los trabajadores de la industria, sino también a quienes laboran en los puntos de venta y a las cientos de empresas que suplen de repuestos y otros productos a las automotrices.

"Será una muy mala navidad para mucha gente por lo que pasó aquí esta noche", señaló Reid.

Aún se desconoce si será posible rescatar el paquete tal y como está concebido, si los sindicatos de la industria insisten en negarse a recortar los sueldos de sus afiliados.

Acciones sin derecho a voto

La Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos había aprobado el paquete de rescate durante la jornada del miércoles.

Autos nuevos
La industria pedía la ayuda de US$14.000 millones, de lo contrario se quedará sin capital para principios del 2009.
La votación se había producido luego de que la Casa Blanca y los líderes del Partido Demócrata alcanzaran un amplio acuerdo sobre las condiciones en las que se brindaría asistencia a los Tres Grandes de Detroit.

Bajo la propuesta, el gobierno adquiriría acciones sin derecho a voto en General Motors, Ford y Chrysler. También se designaría un "zar automotriz" para supervisar el manejo de los fondos.

Pero las "Tres Grandes de Detroit" han sido criticadas por ofrecer una gama de automóviles poco atractiva.

Además, se les acusa de falta de reacción ante la creciente popularidad de los vehículos más pequeños y de consumo más eficiente.

General Motors admitió el lunes que había "decepcionado" a los consumidores estadounidenses al dejar que "nuestra calidad cayera por debajo de los estándares de la industria y nuestros diseños fueran mediocres"

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