El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, elogió este viernes la decisión del mandatario saliente, George W. Bush de apoyar a la industria automotriz con un paquete de US$17.000 millones. Obama adviritió, sin embargo, a las tres grandes empresas automotrices (General Motors, Chrysler y Ford) que no desperdicien esta oportunidad, que hagan una reforma de las malas prácticas gerenciales y que avancen en el desarrollo de automóviles menos contaminantes. El presidente George W. Bush, justificó la decisión de brindarle ayuda financiera al sector automotriz porque -de lo contrario- su colapso agudizaría la crisis económica que atraviesa el país. El mandatario subrayó que permitir que el sector cayera en la quiebra no sería "una acción responsable". A corto plazo los fabricantes de autos recibirán US$13.400 millones del paquete de US$700.000 millones aprobado para rescatar a Wall Street. El resto llegará antes de finales de marzo. Sin embargo, Bush señaló que las empresas tienen que tomar decisiones difíciles, ya que la industria necesita introducir cambios. La reforma requerirá "concesiones significativas de todos los actores de la industria automovilística", declaró el mandatario.
El corresponsal de la BBC en Washington, Kevin Connolly, señala que los altos salarios que pagan las tres principales empresas estadounidenses en comparación con sus competidores, además de los beneficios de sus planes de pensión y salud para los jubilados, se incluyen entre los aspectos que los fabricantes tendrán que tratar, a cambio de recibir el dinero. Plan rechazado Las compañías le habían solicitado inicialmente al gobierno unos US$34.000 millones en créditos blandos para mantenerse a flote, pero ni siquiera un acuerdo entre la Cámara de Representantes y la Casa Blanca por sólo US$14.000 millones logró superar las reticencias en el Senado.
Justamente, la última esperanza para las automotrices era que finalmente el gobierno decidiera asistirlos con una parte del fondo de rescate financiero de US$700.000 millones que fue aprobado para el rescate de bancos y fondos de inversión. Todas las empresas automotrices habían anunciado recortes de producción debido a que la crisis económica provocó una disminución en las ventas. En repetidas ocasiones Chrysler, Ford y GM advirtieron que millones de empleos se perderían si el gobierno no aprobaba un paquete de ayuda. El reportero de temas económicos de la BBC, Mark Gregory, señala que sin el paquete de ayuda Chrysler y GM probablemente se hubiesen declarado en bancarrota en pocas semanas. Agrega Gregory que no todo el mundo pensaba que el quiebre de las empresas tendría un efecto tan devastador como lo sugería el sector automotriz. Bajo las reglas estadounidenses a las empresas que caen en bancarrota se les da la oportunidad de renegociar sus deudas. Nuestro corresponsal apunta que muchos republicanos piensan que hubiese sido mejor, a largo plazo, dejar que quebraran para crear las condiciones que facilitarían la toma de decisiones duras, en especial el recorte de salarios, que permitirían a las empresas mantener un nivel verdaderamente competitivo. |
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