viernes, 5 de diciembre de 2008

Automotrices siguen en la cuerda floja no le dan nada nada


Pese a las advertencias sobre el inminente colapso de General Motors, el Senado de Estados Unidos no se puso de acuerdo tras seis horas de debate en torno a si dar o no un paquete de ayuda a los tres grandes fabricantes de automóviles.

Automóvil de la General Motors.
"Todos los sectores de la economía de EE.UU. podrían afectarse".
Incluso no ayudó mucho el mea culpa de dos de los jefes de las automotrices. Los directores ejecutivos de General Motors y Ford, Rick Wagoner y Alan Mulally, admitieron haber cometido errores en la forma en que condujeron sus negocios. Ambos estuvieron de nuevo en el Congreso junto con Bob Nardelli, jefe de la compañía Chrysler, para solicitar a la comisión Bancaria el rescate que ascendería a US$34.000 millones.

Sin embargo algunos senadores hicieron eco de la posición del presidente George W. Bush quien dijo en una entrevista que está en contra de tirar dinero a la basura.

Este viernes los directivos tendrán su oportunidad ante la comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, desde donde su presidente, el demócrata Barney Frank, ha pedido al presidente electo, Barack Obama, que sea más firme en el tema de lo que ha sido hasta ahora.

Asumiendo errores

"Estamos aquí hoy porque cometimos errores y porque circunstancias más allá de nuestro control nos empujaron al límite", dijo el jefe de General Motors, refiriéndose a la crisis crediticia global.

El corresponsal de la BBC en la capital estadounidense James Coomarasamy señaló que los directivos "dijeron haber aprendido de sus desaciertos, reduciendo sus salarios y sus beneficios y manejando en esta ocasión hasta Washington en automóviles híbridos, en lugar de volar en los aviones privados de la corporación, pero ellos aún tienen mucho trabajo por hacer".

Coomarasamy citó por ejemplo el escepticismo del senador demócrata por Nueva York Charles Schumer quien dijo: "Temo que si los volvemos a dejar ir, volverán pronto pidiendo aún más".

Dos semanas atrás, los legisladores rechazaron un primer paquete de US$25.000 millones para las automotrices, pero lejos de desalentarse por la negativa, los directivos de las tres compañías ahora piden US$9.000 millones más de la suma original.

"Ruleta rusa"

Otros legisladores han expresado otra clase de temores. El senador demócrata y presidente del Comité de Bancos del Senado, Christopher J. Dodd, dijo que permitir la bancarrota de las tres gigantes automotrices de Detroit, sería como "jugar a la ruleta rusa con la economía entera".

Automóvil de la Ford.
La nueva prouesta de rescate es mayor al de hace dos semanas por un monto de US$10.000 millones.
Según Dodd, uno de los encargados de analizar el paquete de rescate, el futuro de estas industrias pone en juego el bienestar de toda la economía del país.

"Esto no se trata de salvar compañías privadas. Si así fuera, dejaría que fracasaran", dijo el legislador demócrata, quien criticó además las acciones llevadas a cabo por algunas instituciones financieras y el Departamento del Tesoro de EE.UU. en el manejo de la crisis crediticia.

En sus propuestas presentadas este jueves, los directivos de las compañías automotrices ofrecieron recortar los costos, reducir su deuda e invertir en tecnologías más ecológicas. Además, se ofrecieron a trabajar por un dólar al año, si su plan era aceptado.

La suma de US$34.000 millones, de ser aprobada, sería distribuida de la siguiente manera:


  • General Motors solicitó al Congreso un préstamo de US$12.000 millones, con un incremento adicional de US$6.000 millones, en caso de que fuera necesario.


  • Ford pidió US$9.000 millones que espera no necesitar en su totalidad.


  • Y Chrysler, por su parte, calculó que necesita US$7.000 millones para sobrevivir a la dramática situación que han sufrido sus ventas y por lo que ha tenido que recurrir a sus reservas de efectivo.

    Miedos y críticas

    Richard Shelby y Christopher Dodd.
    ¿Cómo van a pagar?
    Richard Shelby, senador republicano.

    El senador republicano Richard Shelby cuestionó el alto incremento en la suma de efectivo de la nueva propuesta y puso en duda "las previsiones de ventas tan optimistas" que los fabricantes de autos pretenden lograr para pagar el préstamo, en caso de que éste fuera aceptado.

    "¿Cómo van a pagar?", se preguntó Shelby.

    Algunos legisladores afirmaron además que la crisis financiera no es la única razón por la que estas empresas están al borde de la quiebra. Tanto entre republicanos como en demócratas se han escuchado críticas al sistema de producción de Ford, General Motors y Chrysler, al que califican de ineficiente.

    Estos legisladores críticos también se preguntan por qué los costos de producción de estas empresas son más altos que los de muchas de sus competidoras extranjeras.

    Sin embargo, Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes, ha dicho que la bancarrota no puede ser una opción y que el Congreso debe evitar la pérdida de alrededor de 3 millones de empleos.

    El sindicato automotriz, por su parte, brindó su apoyo a los fabricantes de automóviles para que pudieran conseguir la asistencia del gobierno.

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