miércoles, 19 de noviembre de 2008

Automotrices lanzan S.O.S.


Alan Mulally, presidente de Ford, junto a su colegas de Chrysler, Robert Nardelli,  y de GM, Richard Wagoner, durante la audiencia en el Senado
Ford, GM y Chrysler dicen estar al borde del colapso.

Las tres mayores fábricas de automóviles estadounidenses pidieron al Congreso asistencia por US$25.000 millones.

En una audiencia del Senado, los responsables de Ford, GM y Chrysler señalaron que sin un paquete de rescate las empresas que dirigen se arriesgan a un colapso.

Rick Wagoner, presidente de GM, dijo que su compañía necesitaba un préstamo para cerrar la "brecha financiera" que tiene por delante.

Pero ni la Casa Blanca ni los miembros del Partido Republicano desean usar los US$700.000 millones del paquete de rescate bancario para asistir a las automotrices.

Producción ineficiente

Wagoner dijo a los miembros de la Comisión de Bancos del Senado que los problemas que enfrenta la industria no se deben a una mala gerencia sino a la profundización de la crisis financiera global.

(Las automotrices) buscan la cura para heridas que mayormente se infligieron ellos mismos.
Christopher Dodd, presidente del Comité de Bancos del Senado
Sin embargo, la simpatía por los pesares de las fábricas de automóviles no parece demasiada.

El demócrata Christopher Dodd, presidente de la Comisión, afirmó que las automotrices "buscan la cura para heridas que mayormente se infligieron ellos mismos".

Pero reconoció que "cientos de miles de personas podrían perder sus empleos" si se permite el colapso de las compañías.

Los críticos republicanos señalan que la magnitud de la crisis financiera no es la única razón por la cual los mayores fabricantes de automóviles están en problemas.

Lo que ahora nos ha expuesto al fracaso es la crisis financiera global, que ha restringido severamente la disponibilidad de crédito y ha reducido las ventas de la industria al menor nivel per cápita desde la Segunda Guerra Mundial.
Rick Wagoner, presidente de GM
Ellos aseguran que la producción de Ford, GM y Chrysler es ineficiente y que sus costos laborales son mayores que los de cualquiera de sus competidores extranjeros.

Wagoner afirmó que a pesar de cierta percepción pública acerca de que GM no estuvo a la altura de los tiempos "nosotros estábamos ya bien encaminados en transformar completamente nuestra operación en América del Norte".

"Lo que ahora nos ha expuesto al fracaso es la crisis financiera global, que ha restringido severamente la disponibilidad de crédito y ha reducido las ventas de la industria al menor nivel per cápita desde la Segunda Guerra Mundial", explicó.

Impacto económico

Los ejecutivos de las automotrices argumentan que un colapso de la industria tendría un impacto económico catastrófico, con una pérdida estimada de tres millones de empleos en el primer año.

Alan Mulally, presidente de Ford, dijo que incluso la caída de sólo una de las compañías provocaría consecuencias generalizadas.

"La industria es demasiado interdependiente. Juntos representamos casi el 10% del PIB (Producto Interno Bruto) de Estados Unidos, y si alguno de los fabricantes de automóviles se derrumba, esto acarrea severas implicaciones para el resto", afirmó.

Ambulancias circulan por la banquina de una autopista en EE.UU.
Las automotrices estadounidenses necesitan un resucitador.
Los líderes de las bancadas en el Congreso están intentando elaborar un compromiso tras bambalinas que permita acercar algún tipo de ayuda a las automotrices antes de finales de año, pero la perspectiva de lograrlo luce pobre.

Los demócratas ya han rechazado la opción favorecida por los republicanos y la Casa Blanca, que permitiría a la industria echar mano de un programa de préstamos por US$25.000 millones diseñado para ayudar a las compañías a desarrollar vehículos más eficientes.

GM alertó que podría quedarse sin dinero en cuestión de semanas y que no pueden esperar a la asunción del presidente electo, Barack Obama, -quien prometió ayudar a las automotrices- en enero próximo.

Las audiencias continuarán el miércoles próximo.

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