jueves, 25 de septiembre de 2008

En Francia se acabó la buena vida

En Francia se acabó la buena vida


Café parisino
Una tradición que tendrá que ser aplazada por un tiempo.

Cientos de restaurantes y cafés en Francia se han visto obligados a cerrar este año pues la falta de crecimiento económico, los bajos salarios y poco poder adquisitivo han hecho que muchos franceses estén optando por quedarse en casa antes que cenar fuera.

Unos 3.000 restaurantes cerraron durante el primer trimestre de 2008, atizando los temores sobre el futuro del tradicional restaurante francés.

"No queremos entradas y compartiremos el postre", es una frase a la que los meseros y propietarios han empezado a tenerle pavor.

Los bon viveurs (buenos vividores) franceses no han tenido más remedio que ajustarse el cinturón pues están sintiendo el aumento en los precios de los alimentos y el petróleo en sus bolsillos.

Mucho menos gente está yendo a comer afuera y aquellos que se dan el lujo de hacerlo, ordenan frugalmente y prefieren beber agua del grifo en lugar de vino, saltándose además el tradicional aperitivo.

Se fueron los buenos tiempos

Mesas sin comensales.
Los cafés y restaurantes se están quedando sin clientes.
El cierre de restaurantes aumentó un 25% respecto a 2007 y el de cafés más del doble.

Los empresarios afectados por la bajada de ingresos optaron por ofrecer comidas más baratas y platos especiales para el almuerzo, pero muchos oficinistas prefieren llevarse un sándwich y comérselo delante del computador.

Todo parece indicar que las tradicionales dos horas que antes se dedicaban para comer pasarán por el momento a la historia.

El presidente Nicolás Sarkozy hasta ahora no ha podido cumplir con su promesa electoral de incrementar el poder adquisitivo de los franceses.

Este verano, cerca del 46% de los franceses se quedaron en casa durante sus vacaciones porque no podían permitirse un viaje.

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